Convertir los residuos en recursos

Como antesala del evento del próximo 17 de marzo, ASPAPEL organizó ayer un desayuno para presentar a los medios el Informe de la Economía Circular del Papel.

Carlos Reinoso, director general de ASPAPEL e Ignacio Carro, secretario general de AFCO, nos introdujeron en lo que es el futuro de este sector, incidiendo en que la economía circular es la clave y la tendencia de la industria para conseguir su sostenibilidad, eficiencia y competitividad en el tiempo.
 
La economía circular es un nuevo paradigma, lanzado desde la Unión Europea y aplicable a todas las áreas, con el que se pretende acabar con la economía lineal basada en producir, usar y tirar.  
Consiste en convertir los residuos en recursos y esto mejor que nadie, lo sabe hacer la industria papelera de nuestro país.
España es el segundo país de Europa en reciclaje de papel y cartón después de Alemania. Con eficientes sistemas de recogida y tratamiento se recogen 4.3 millones de toneladas de papel y cartón, lo que equivale al 70% del consumo.
Pero el reciclaje, aun siendo una parte fundamental de este nuevo paradigma, no es el único. Todo el ciclo de vida del producto, desde las materias primas hasta el uso debe ser eficiente.
Carlos Reinoso nos resumía así las cuatro fases por las que pasa el producto de la cadena del papel y cómo se está trabajando en cada una de ellas para conseguir un proceso sostenible y circular:
  • Materias primas: En España se plantan muchos más árboles de los que se cortan. El crecimiento anual de la madera es de 46.3 millones de m3 y las cortas anuales (incluida la fabricación de papel) se limitan a 15.5 m3. La fabricación del papel tan solo supone un 33% del corte total de árboles y el 2.7% de la superficie forestal a nivel nacional es suficiente para proveernos el papel que necesitamos. Además el 83% de la madera para papel proviene de plantaciones locales y 5.890 personas están trabajando en ellas. Otra cuestión fundamental en esta fase es la gestión forestal sostenible que nos lleva a la certificación forestal. Hoy en día el 56% de las fábricas y el 82% de los proveedores cuentan con este certificado que garantiza que el aprovechamiento de la masa forestal sea sostenible.
  • Proceso productivo: En este punto hay que tener en cuenta el agua, la energía y los residuos.                                       El proceso papelero utiliza una elevada cantidad de agua, pero tan solo consume un 5%- 10% porque se evapora o se incorpora al producto, el restante 90%-95% del agua empleada se devuelve depurada.                                                       El mismo proceso, requiere de maquinaria de muy alta tecnología por lo que es un sector intensivo en energía. Por ello, existe una fuerte apuesta por sistemas energéticos sostenibles como elgas natural (el 65% del combustible utilizado es de este tipo), la biomasa (supone el 32%) y la cogeneración que ya cuenta con 1.135 MW instalados. Estos esfuerzos han conseguido que se haya producido más papel y celulosa con menor emisión de CO2.                                                       Por último, el volumen de residuos generado por este proceso es importante y lo que se intenta es valorizarlos en lugar de enviarlos a vertederos. A día de hoy ya el 77% de los residuos del proceso papelero son valorizados en simbiosis con otras industrias.
  • Producto: Ecodiseño es la palabra clave en esta fase, tanto el cliente como el consumidor final buscan algo más que la funcionalidad en un producto, también se interesan por cómo se ha fabricado y qué utilidad se le dará en un futuro. Esta nueva moda es sin duda una buena noticia para la industria papelera ya que el papel cuenta con unas claras fortalezas de cara a sustituir a otro tipo de materiales en muchas aplicaciones. Un ejemplo de ello es la creciente sustitución de las bolsas de plástico por las de papel.
  • El final del ciclo de vida: Papel es sinónimo de reciclaje y como dijimos al comenzar este post, España es el segundo país en reciclaje de la Unión Europea. El 70% del papel reciclado se recupera y existe capacidad recicladora suficiente para garantizarlo.

Tecnologías verdes

España está entre los 20 primeros países en aprovechamiento de tecnologías verdes como alternativa competitiva.

Las soluciones de tecnologías verdes relacionadas con las energías renovables son un factor importante a la hora de lograr ventajas competitivas en el desarrollo económico y constituyen también una buena oportunidad de negocio para los países exportadores de estas tecnologías, entre los que está España.

Según los datos para un total de 60 países que publica el Institute for Management Development (IMD) en su “Anuario sobre Competitividad Mundial 2014”, Dinamarca es el país más destacado a la hora de utilizar las soluciones de las tecnologías verdes como ventaja competitiva. A continuación figuran Islandia, Malasia, Alemania y Austria, completando la lista de los diez mejor clasificados Finlandia, Suiza, Japón, los Emiratos Árabes y Suecia. Portugal figura en el puesto 11, Irlanda en el 16 y Luxemburgo en el 17. España está entre los veinte mejores ocupando el puesto 18 del ranking internacional. Los Países Bajos se sitúan a continuación en el puesto 19.

Lituania, Estonia, el Reino Unido, Francia, Italia y Bélgica logran situarse entre los 30 primeros, mientras que Grecia y Rumanía están en los puestos 34 y 38, respectivamente. Los países peor clasificados de la UE son Bulgaria (55) y Croacia (56).

 


Embalajes sotenibles

El Senado ha aprobado por unanimidad, una Moción en la que insta al Gobierno a crear un Grupo de Trabajo, en el seno del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, para el fomento de los embalajes sostenibles en la distribución comercial.

Esta iniciativa, pionera en Europa, no solo sitúa a España al frente de los países comunitarios en prevención de residuos, sino que va a suponer la sustitución de envases y embalajes no sostenibles por otros afines con el medio ambiente.

En los últimos años venimos observando que en España se ha conseguido una concienciación social a favor del consumo de productos sostenibles, y contra el despilfarro y la generación de residuos. Un buen ejemplo de ello es la reducción del uso de las bolsas de plástico en grandes superficies. Este tipo de medidas supone un gran avance pero queda aún mucho por hacer.

Si observamos las estanterías de cualquier supermercado, o incluso si nos damos una vuelta por la sección más verde del hipermercado, la de frutas y hortalizas, es fácil darse cuenta que muchos envases y embalajes continúan siendo de materiales no sostenibles, cuando la Ley de Residuos pone de relieve que los consumidores prefieren materiales sostenibles, como el papel, el cartón o la madera, en los envases y embalajes de los productos que consumen.

Sin duda las principales demandas del consumidor a los envases y embalajes del futuro son:

  • el respeto al medio ambiente y la apuesta por la sostenibilidad
  • en la misma medida que exigen ecodiseño o la innovación en envases inteligentes y activos que avalan la seguridad alimentaria y que reducen el desperdicio alimentario.

La creación de este grupo de trabajo refleja la preocupación de gobiernos, instituciones, empresas y consumidores sobre la sostenibilidad y el factor medioambiental en todo el ciclo de vida del producto, a la vez que se refiere a los envases y embalajes como un elemento imprescindible en la cadena de distribución de cualquier producto. Además recuerda también que el uso de embalajes sostenibles contribuye a la protección de la capa de ozono y a la prevención del cambio climático.

Esta iniciativa es una respuesta para afrontar los nuevos escenarios de competitividad, que exigen tener en cuenta el impacto medioambiental y la reducción de la nocividad en los mismos. El camino para una producción basada en criterios económicos, sociales y medioambientales, que a la vez incorpore una mejora de la excelencia y la competitividad de nuestras empresas y productos.