Tercera Revolución Industrial: Impresión 3D

Los trajes impresos en 3D han sido los grandes protagonistas de la Semana de la Moda de los Países Bajos, celebrada entre el 17 y el 25 de octubre de 2015 en Eindhoven. Seis modelos, creados con esta tecnología anticipan ya la idea de que la impresión 3D va camino de suponer una revolución como en su día lo hizo el prêt-à-porter (literalmente, listo para llevar) a la hora de sustituir la confección a medida.

Particular interés ha suscitado la iniciativa del diseñador holandés Martijn van Strien, el cual ha creado una start-up dedicada a personalizar ropa cuyo diseño en 3D es descargable y se puede llevar a imprimir o cortar con una cortadora láser en un FabLab o Makerspace cercano.

El denominado Colectivo Post-Couture ofrece una alternativa al sistema textil actual. Afirma que en los últimos años la ropa ha sido tratada cada vez más como un producto desechable: se dirige a un número muy amplio de personas con grandes pedidos para reducir los precios, pero a costa de explotar la mano de obra barata del Tercer Mundo y de dañar el medio ambiente.

El colectivo holandés ofrece como alternativa una producción de ropa sostenible y asequible, basada en un diseño de código abierto y usando la tecnología del siglo XXI. Se proclama a sí mismo como la primera marca de moda que se implica en el movimiento maker y en la Tercera Revolución Industrial (impresión 3D).

Su primera colección se compone de seis piezas arquetípicas desarrolladas específicamente para ser producidas con un ‘lasser cutter’ y montadas por el usuario final.

Los diseños, minimalistas y ligeramente futuristas, se cortan sobre una tela que está compuesta por un material 3D de punto suave al tacto, transpirable y lo suficientemente fuerte para soportar este método creativo innovador.

Según Post-Couture, la estructura refinada de la tela fluye muy bien alrededor del cuerpo. El material está realizado a partir de botellas PET recicladas y puede reciclarse de nuevo tras ser utilizado.

El cliente recibe las prendas como si fueran un kit de construcción realizado a medida y tras descargarse el diseño digital puede acudir a cortarlo en un FabLab o Makerspace cercano en su localidad. El precio del diseño oscila entre los 40 y los 130 euros.

El colectivo holandés afirma que esta forma de producir ropa tan cerca del usuario final supone un valor añadido que la moda producida de forma masiva nunca podrá aportar.

La producción en los FabLab y Makerspaces locales sólo se realiza cuando se venden los diseños previamente, por lo que el stock que se acumula en las tiendas será cosa del pasado.

Productos a medida impresos en 3D

Cuando los clientes introducen las medidas de su cuerpo, el diseño de los vestidos se adapta a su talla y una vez que seleccionan el material de su preferencia la prenda estará lista para su producción en el punto más cercano.

El archivo con el diseño digital se puede personalizar también antes de la producción alterando, por ejemplo, la longitud del vestido. Una vez cortadas las piezas de la tela, pueden ser montadas por el usuario sin necesidad de usar máquinas de coser u otros equipos, ya que gracias a su sistema innovador en las costuras de la prenda ésta se puede montar siguiendo unas sencillas instrucciones.

Además, los diseños ofrecen la oportunidad de montarlos y configurarlos una y otra vez, cambiando materiales y/o colores.

Autor: impresión 3D tercera revolución industrial