Ready to print

Recibimos un mail con un archivo adjunto, nos lo descargamos, le damos a imprimir y en unas horas –quizá todavía demasiadas- tenemos unos zapatos nuevos impresos en 3D.

Desde que apareció la primera impresora 3D en la década de los 80, tanto la tecnología como los usos que se le han dado a este tipo de impresiones han evolucionado vertiginosamente. Al principio sólo eran empleadas en el sector industrial por dos razones fundamentalmente: por su coste y por los materiales en los que se podía imprimir. Pero con el paso de los años, la impresión 3D se ha adaptado a las necesidades de los consumidores y ha inundado progresivamente nuestro mundo.
 
Los sectores de mayor creatividad, como el de la moda, han sido los primeros que se han atrevido con este nuevo formato de impresión. Y es que, ya son varios los diseñadores que han desarrollado patrones imprimibles en 3D y que han llevado sus obras en tres dimensiones a las pasarelas de mayor renombre del mundo.
Este es el caso de Zhang Hongyu que presentaba la primera línea de bañadores en 3D en la semana de la moda en Shanghái o el de la firma de gafas de sol Protos que gracias a la impresión tri-dimensional consigue diseños que serían imposible de alcanzar empleando técnicas de producción tradicionales.
Son muchos los artistas que creen que el futuro de la moda pasa por este tipo de impresión pero por el momento, vestir diseños 100% 3D es algo complicado e incómodo ya que los materiales no son los adecuados, pero sí que podemos encontrar joyas y accesorios que combinan el savoir faire tradicional con la impresión tri-dimensional.
Sea como sea, sin duda queda mucho mundo por explorar en éste área y como siempre, la solución no será elegir entre un tipo de moda u otra sino que ambas vivirán de forma conjunta para beneficiarnos de las ventajas de cada una de ellas.
 
¿Tú qué opinas? ¿Estarías dispuesto a imprimir en tu casa un par de zapatos nuevos?