Con un incremento de las inversiones del 85% hasta suponer casi el 8% de la cifra de negocio, afrontó el sector papelero español el ejercicio 2016, caracterizado por la ralentización del crecimiento de la producción de papel, la desaceleración de la demanda interna y la reactivación de las exportaciones, según datos de ASPAPEL, que presentó ayer el Informe Estadístico Anual del Sector Papelero.
2016 fragilidad de la recuperación / 2017 buenas perspectivas
La frágil recuperación iniciada por el sector papelero español en 2015 se ralentizó en 2016. El pasado ejercicio, las 71 fábricas papeleras españolas produjeron 6.218.600 toneladas de papel, con un incremento del 0,4%, en línea con la desaceleración del consumo de papel que creció el 0,6.
El ejercicio 2017 se inició con caídas de producción y, pese a que en marzo ya se registró un incremento de la producción de papel, el primer trimestre se cerró con un descenso del 1,1%. El dato de abril, con un crecimiento de la producción de papel del 3,2%, unido al también positivo de marzo (2,6%) apunta a mejores perspectivas para el presente ejercicio.
Las 10 plantas fabricantes de celulosa en España produjeron 1.676.500 toneladas en 2016, un 2,2% más que en el ejercicio anterior.
“La competitividad perdida a causa de la reforma energética —y todavía no recuperada plenamente— y el alto nivel de incertidumbre económica y política a escala nacional, europea y mundial —explicó el presidente de ASPAPEL, Enrique Isidro— están lastrando la recuperación, cuya fragilidad ponen de manifiesto los datos del último ejercicio”.
El consumo del sector papelero en 2016: los papeles gráficos registran un descenso del 6,6%
En lo que respecta al consumo de papel, en 2016 se ralentizó la recuperación iniciada en 2015. El año pasado se consumieron 6.644.500 toneladas de papel lo que supone tan solo un crecimiento del 0.6% respecto a 2015, muy inferior si lo comparamos con el crecimiento del 5.6% obtenido en 2015.
Además, la recuperación de consumo de papel continúa siendo muy asimétrica para los distintos tipos de papel. El mayor crecimiento con gran diferencia (21,1%) es el de los papeles especiales (papel de fumar, papel decorativo, papel de seguridad, papel metalizado, papel autoadhesivo, papel filtro…). También crecen significativamente (6,5%) otros papeles para embalaje (papel kraft sacos, papel para bolsas, papel/cartón para tubos, productos de celulosa moldeada como las cajas de huevos, etc.). El consumo de papeles para usos higiénicos y sanitarios crece también a buen ritmo (3,1%) como el cartón estucado (2,5%). Los papeles para cartón ondulado se mantiene en niveles similares al ejercicio precedente y los papeles gráficos (papel prensa y papel de impresión y escritura) registran un descenso del 6,6%.
Los papeles para embalajes representan el 61% del consumo total de papel en nuestro país, seguidos de los papeles gráficos (21%), los higiénicos y sanitarios (11%) y los papeles especiales (7%).
Fortaleza exportadora
La industria papelera española es un sector eminentemente exportador. Exporta el 55% de la celulosa y el 46% del papel que fabrica y el 57% de la facturación del sector procede del comercio exterior.
La UE supone el 61% de las exportaciones de papel y el 85% de las de celulosa. Mercados tan exigentes como Alemania, Francia, Italia, Portugal y Países Bajos son los principales receptores de esas exportaciones.
Las exportaciones durante la crisis proporcionaron refugio ante la caída del mercado interior y alcanzaron récords históricos. Con la recuperación del consumo interno, las exportaciones perdieron algo de fuelle. Y el pasado ejercicio, ante la ralentización del mercado interior, las exportaciones volvieron a reactivarse.
En 2016 se exportaron 2.830.100 toneladas de papel, con un incremento del 1,2%. Las exportaciones de celulosa (928.500 toneladas) crecieron el 9,2%.
Potente ciclo inversor y reposicionamiento sectorial
El sector papelero español está respondiendo a este escenario de incertidumbre y fragilidad de la recuperación, con fuertes inversiones y reforzando su especialización en papeles para embalajes, que actualmente supone el 58% del total.
Una transformación que implica todo un reto técnico, con repercusiones sobre el aprovisionamiento de materias primas. En esta línea, es también reseñable el importante incremento de la producción de papeles especiales, fruto de este reposicionamiento hacia productos de mayor proyección y valor añadido.
Las inversiones del sector en 2016 ascendieron a 328 millones de euros, lo que supone un 7,7% de la cifra de negocio y un incremento del 85% con respecto al año anterior, en el marco del ciclo inversor iniciado en 2014. Se trata de inversiones enfocadas a la innovación, el incremento de la capacidad, la mejora de la eficiencia y los costes, la renovación tecnológica y la calidad y el medio ambiente.
Las inversiones previstas para 2017 ascienden a 372 millones de euros, un 13% más que en el ejercicio anterior.
Pese a la crisis, en los últimos diez años, el sector papelero español invirtió 2.282 millones de euros (una inversión media anual del 5,3% de la facturación).
Por una reindustrialización sostenible del sector papelero
La industria española de la celulosa y el papel apuesta por una reindustrialización sostenible como bioindustria descarbonizada, basada en un recurso renovable y referente del nuevo modelo industrial de la economía circular.
Pero esta visión solo se hará realidad si se produce el tan esperado impulso a la reindustrialización. Un precio competitivo de la energía para la industria, el desarrollo de infraestructuras y una regulación que permita mejorar la logística y el transporte, la defensa de nuestros intereses en el marco de política comercial de la UE y el estímulo a la I+D+i son algunos de los aspectos clave para dar solidez e impulso a la recuperación económica.