Una impresión relevante
Esto no era necesario cuando la impresión era el canal principal para la publicidad, la información, la comunicación con la Administración, etc. Pero, aunque buena parte de este contenido se publica ahora en formato digital y no volverá a imprimirse, eso no quiere decir que la impresión esté desapareciendo, sino que se está convirtiendo en algo más inteligente, versátil y, sobre todo, más pertinente para aquellos a quienes va dirigida.
Si un impresor no se sube a este tren, la única opción que le queda es vender servicios de impresión lo más baratos posible, lo cual no es manera de construir el futuro ni de establecer relaciones duraderas con los clientes. Por desgracia, existen muchos impresores que solo ofrecen precio, empresas que están condenadas al mismo destino que los mamuts: la extinción.
Las TICs fomentan la relevancia de la impresión
El impresor del mañana debe manejar las tecnologías de la información y comunicación (TICs) tan bien como la litografía offset. Estas abarcan sitios web desde los que recibir pedidos, flujos de trabajo automáticos que minimicen la intervención manual (y la posibilidad de introducir errores), sistemas de gestión de la información (MIS) para registrar y presentar datos actualizados sobre el rendimiento de la empresa, y gestión de datos para crear comunicaciones personalizadas para que los clientes se dirijan a sus propios clientes de la manera más relevante. Si esto significa usar las redes sociales junto con el contenido impreso el impresor debe usar todos estos medios.
El problema es que los impresores siguen prefiriendo invertir en una máquina de imprimir nueva que en TICs. La máquina es tangible y comprensible. Si imprime a 18.000 hojas/hora quiere decir, por ejemplo, que es un 20-30% más rápida que su impresora actual. Pero son pocos quienes reflexionan sobre la manera en la que hay que procesar los trabajos antes o después de imprimirlos. En todo el mundo, las tiradas se están acortando y los plazos de entrega se están reduciendo. Una máquina más rápida magnifica el problema de tener que manejar más trabajos en menos tiempo sin introducir errores. Además, también son muy pocas las empresas que consideran que la formación de la plantilla es una inversión y no una imposición.
Imprimir una sección de ocho páginas en papel estándar es fácil, pero los clientes del futuro querrán cosas mucho más complejas. Querrán que sus productos impresos se diferencien y destaquen entre los mensajes de marketing con los que se bombardea a diario a los consumidores.
Esta es la previsión de Claus Bolza-Schünemann, presidente de la drupa y consejero delegado de KBA: “Dentro de unos años, habrá menos empresas de impresión, pero serán más grandes e industriales, con una oferta de servicios muy amplia. En el segmento comercial, los impresores se convertirán en proveedores de marketing que ofrecerán servicios digitales y de impresión”.
Estamos en el inicio de una transición. El año pasado, un conocido analista de la industria publicitaria e internet señaló que los consumidores pasan una cantidad de tiempo enorme pegados a sus teléfonos móviles, pero en cambio la partida del gasto en marketing dedicado a estos es pequeña, mientras que la prensa escrita, en pleno declive, recibe una cantidad desproporcionada de inversión en publicidad. Así, las proporciones deben cambiar, salvo que los periódicos se vuelvan más relevantes para el lector a través de secciones muy locales, impresas digitalmente y con anuncios dirigidos.