Redefinir la impresión

En el caso de las revistas, las cabeceras generalistas que solían imprimirse en huecograbado ven que se reduce su circulación, mientras que los títulos más especializados resisten mejor. En este sector, habrá fluctuaciones entre países y en función de las modas, pero las revistas especializadas no se verán desplazadas por el contenido digital porque leer una revista es mucho más que la información que contiene.

Hace una década, se dijo que, con la expansión de internet, el vídeo a demanda y la posibilidad de interactuar con los sitios web, las revistas de moda desaparecerían porque las páginas web podrían mostrar a las modelos luciendo las prendas, incluir enlaces a los precios y ofrecer pedidos instantáneos. Sin embargo, las revistas de moda no se han extinguido, todo lo contrario. Y es que comprar la Vogue es una declaración de principios para muchas mujeres. Incluso sitios web de moda como ASOS y Pret-a-porter han lanzado revistas impresas por este motivo.

La naturaleza humana también ha desmentido a los agoreros que predijeron el fin de los catálogos. A la gente le sigue gustando hojear catálogos y folletos vacacionales. Despiertan nuestra imaginación de una manera que la tecnología digital no consigue hacer. De hecho, minoristas que solo trabajan por internet y que dejaron de usar catálogos están volviendo a imprimirlos para recordar a los clientes que visiten su sitio web y compren. Si el comercio electrónico va a crecer (a pesar de que sigue representando una proporción pequeña del gasto de los consumidores, incluso en los países más industrializados), cada vez se necesitará más impresión.

La diferencia es que no será el mismo tipo de impresión. Por ejemplo, ¿de qué sirve enviarle información sobre vacaciones en Canadá a alguien que siempre viaja a México? En vez de eso, la agencia de viajes, con la ayuda del impresor, puede adaptar un folleto que incluya los mejores hoteles y complejos vacacionales del país latino. Será una publicación más corta y con una tirada menor, pero los estándares de producción pueden ser más altos en materia de impresión, papel y personalización.

El impresor debe estar preparado para ofrecer esto a los clientes. Para ello, deberá invertir en tecnología que pueda producir tirajes más cortos, también tendrá que adoptar tecnologías que mejoren el producto impreso con barnices, láminas, relieves, troquelado y otras técnicas que dan valor añadido y hacen que el producto sea más atractivo y conecte más con el consumidor.

Autor: Gareth Ward, editor de Print Business