¿Qué es la infraestructura verde urbana?
La sociedad humana se sustenta en los beneficios que aporta la naturaleza: alimentos, materiales, agua limpia, aire puro, regulación climática, prevención de inundaciones, polinización y lugares de recreo (Comisión Europea, Bruselas, 2013). A estas alturas, con nuestras playas recibiendo las primeras oleadas de micro plásticos y con una primavera y un otoño cada vez más imprevisibles y cortos, a nadie le deben resultar extrañas esas palabras y que el cuidado del medioambiente, pese a las dudas de algunos, debe ser una prioridad global. La infraestructura verde es una de las medidas planteadas por UE para proteger el capital natural de nuestros territorios y asegurar nuestra sostenibilidad a largo plazo. Pero… ¿Qué es?
Infraestructura verde: una red de zonas naturales, seminaturales y de otros elementos ambientales; planificada de forma estratégica, diseñada y gestionada para la prestación de una extensa gama de servicios como los que proporciona un ecosistema natural.
En resumen, la infraestructura verde aporta beneficios ecológicos, económicos y sociales mediante soluciones naturales.
¿Cuáles son esos beneficios?
Entre otros, la infraestructura verde aporta aire puro y un agua de mejor calidad a los entornos urbanos, disminuye el desarrollo de enfermedades transmitidas por vectores y refuerza el desarrollo regional y urbano, manteniendo o creando puestos de trabajo (The Multifunctionality of Green Infrastructure, 2012). En grandes ciudades, otro de sus beneficios es reducir la huella de carbono del transporte y del suministro de energía.
En el caso de la infraestructura verde urbana hablamos de incorporar espacios verdes, o azules en el caso de los ecosistemas acuáticos, y otros elementos físicos naturales en construcciones o infraestructuras que hace unos años se habrían llevado a cabo únicamente con asfalto, ladrillo y hormigón, es decir, integrar sistemas naturales en el paisaje urbano de las ciudades. Pero, no hay que confundir el concepto con únicamente la construcción de jardines, estos proyectos deben tener una funcionalidad ecosistémica.
Un beneficio claro de la infraestructura verde urbana es que ayudará a combatir el cambio climático en las ciudades, entornos especialmente vulnerables a eventos extremos como las lluvias torrenciales o las olas de calor.
Algunos ejemplos internacionales son: el nuevo aeropuerto de Nueva Delhi, con un gran corredor verde en su carretera de acceso, el “aeropuerto” para pájaros en Tianjin que permite descansar y beber a las especies en migración, los jardines verticales que permiten crear espacios verdes en zonas con poca superficie disponible, como el más alto del mundo, en el Distrito 23 de Singapur, el City Hall de Seúl, configurado para que un 40% del edificio sea un parque de uso público o ya un clásico, el edifico ACROS en Fukuoka, Japón. A nivel nacional un buen ejemplo es el jardín de lluvia en el Palacio de Congresos de Vitoria.