Imprenta Bonnet, la imprenta más antigua de España
Los autores que han estudiado los inicios de la industria tipográfica en Canarias coinciden en señalar que la Imprenta Bonnet fue establecida en 1834 por Vicente Bonnet Isern en la calle San Francisco 71, el mismo año que comenzó a publicarse el Boletín Oficial. Boletín al que ha estado ligada históricamente Imprenta Bonnet.
Ya en el siglo XXI y camino de la sexta generación, la Imprenta Bonnet afronta el nuevo reto de adentrarse en la era digital.
Cuenta para ello con los más modernos modelos de maquinaria y plotters para la impresión digital, y un equipo de trabajo formado en los nuevos avances tecnológicos. Mantiene así el espíritu de innovación y calidad con el que Vidente Bonnet Isern fundó la Imprenta Bonnet hace ya 182 años, legado que perdura actualmente en sus descendientes. Un recorrido de casi dos siglos, que convierten a Imprenta Bonnet en la empresa familiar del sector de Industrias Gráficas más antigua de España.
El papel de Imprenta Bonnet en los comienzos de la imprenta en Santa Cruz de Tenerife
En 1751 se introduce en Canarias la imprenta de manos de Pedro José Pablo Díaz y Romero. El taller de este sevillano, “Imprenta Real de Guerra y Marina”, estuvo ubicado en la antigua calle conocida como El Sol (Doctor Allart, Santa Cruz de Tenerife) salvo un breve período de tiempo en el que se trasladó a la vecina calle del Clavel. Pese a la novedad del establecimiento, fueron numerosas las razones de su fracaso. Entre ellas, los precios excesivos y los caracteres gastados tuvieron como consecuencia la escasez de encargos hasta su total desaparición en 1781.
Aproximadamente medio siglo después del cese de actividad de la imprenta de Díaz, en torno a 1820, los hermanos Francisco y José Rioja constituyen la segunda imprenta de Santa Cruz de Tenerife. Los primeros escritos datan de 1822, y ya en 1824 queda bautizada como “Imprenta de Santa Cruz de Tenerife”. Con posterioridad, la sociedad de los hermanos queda disuelta y cada uno establece su propia empresa. El taller de José mantiene su funcionamiento hasta poco después de 1841, mientras que del de su hermano sólo se conoce una obra impresa en 1829. Por estas fechas existe a su vez conocimiento de un taller a nombre de Fernando Montero y Ruiz, cuya producción se centraba mayoritariamente en obras de carácter religioso.
Discípulo de José Rioja fue Vicente Bonnet Isern, cuya figura analizaremos más adelante, y que se instaló inicialmente en la Calle San Francisco nº71, en el céntrico barrio santacrucero de El Toscal. En el periódico La Prensa del 1 de mayo de 1929 se habla de Bonnet como discípulo de Rioja en los siguientes términos: La necesidad cada vez más sentida de imprimirse en esta capital documentos oficiales para las Oficinas del Estado, que iban en aumento, dio motivo a la instalación de una nueva imprenta, y aquí se estableció el impresor Rioja, en 1820, de quien fue discípulo aventajado don Vicente Bonnet, padre de una familia de artistas-tipógrafos que han llegado hasta nuestros días.
Varios años después de la puesta en marcha de Bonnet, en 1837, comienza su producción la imprenta “El Atlante”, editora del periódico de mismo nombre. Pasa a denominarse “Imprenta Isleña” dos años después. Fue su propietario Pedro Mariano Ramírez y Atienza hasta 1857, momento en que tomó las riendas de la empresa Juan Nepomuceno Romero Hernández. Desde entonces hasta 1864, su sede estuvo en la calle de la Luz, 33. Francisco C. Hernández se sitúa al frente de la regencia de la empresa entre 1865y 1868 en la calle Castillo 50, y en el número 5 hasta 1871. Fallece Hernández en 1882, y continúan la empresa su viuda e hijos. Desde 1886 hasta final de siglo el gerente de la empresa fue Manuel F. García.
La imprenta “La Amistad” nace en 1840, y al año siguiente cambia su nombre a “El Teide”. Su impresor, Manuel Marrero, fija su sede en la calle San José 15, y edita obras literarias, así como revistas y periódicos de similar índole.
Los señores Pérez y Castro establecieron también una imprenta de escasa relevancia denominada “Imprenta de Patriotas” en 1856. A su vez, Salvador Vidal situó su oficina de impresión bajo distintas denominaciones en la calle del Sol. En 1868 pasó a titularse “El Insular” hasta 1870.
La “Imprenta, librería y encuadernación” de José Benítez y Compañía funcionó entre los años 1868 y 1880. En 1883, dos años después de su cese, pasó a funcionar como Imprenta y Estereotipia. Finalmente, tras la muerte de José Benítez en 1885, quedó en manos de su hijo Anselmo J. Benítez. Entre 1885 y 1894 es dirigida por Féliz S. Molowny, el cual abre su propia oficina de impresión en 1896. La imprenta Benítez cerró definitivamente en 1922.
Pese a que no tenemos registro de ningún libro salido de su fábrica, la imprenta de “El Eco de Canarias” tuvo su hueco en los años 1872 y 1873 a cargo de Baltasar Mogica. Caso similar es el de Salvador Múgica, que estableció su taller en la calle San Felipe Neri no quedando constancia de la impresión de libro alguno.
En 1873 Sebastián Ramos establece su imprenta que se denominará “Los Sucesos” en 1876. Desde 1874 la dirige Manuel Álvarez, del que tendremos noticias posteriores sobre imprenta propia en 1894 y en La Laguna dos años después. Al igual que “Los Sucesos”, en 1876 la imprenta “La Lealtad” nace para imprimir el periódico que lleva su nombre. De corta vida, cesa su actividad al año siguiente.
Sigue en funcionamiento la Litografía Romero, fundada en 1880 por Ángel Romero Tardido. En 1975, el capital de la compañía pasa de manos de la familia Romero (que no puede afrontar los problemas de financiación de la empresa) a accionistas institucionales y pequeños inversores. En los años 90, el grupo suizo Rentsch se convierte en accionista mayoritario de la Litografía. Actualmente el capital es casi 100% canario. Si bien la orientación principal de la empresa (embalaje de cigarrillos, embalaje industrial de alimentación) se ha modificado con el paso de los años, aún una parte de su facturación proviene de la impresión de libros y folletos publicitarios. De las imprentas que impulsaron el desarrollo de la industria tipográfica en Tenerife subsiste actualmente como taller más antiguo del territorio español Imprenta Bonnet (1833).