¿Por qué unas personas aprenden más rápido que otras? ¡Porque saben desconectar!

Parece contradictorio que estando hasta arriba de trabajo, encima tengas que parar y “perder tiempo”, pero está comprobado que la calidad de nuestro trabajo está muy condicionada por nuestro estado mental. si quieres ser eficiente haz descansos cada 90-120 minutos ¡no somos robots!

Todos conocemos a alguien que tiene una capacidad asombrosa de aprender una nueva habilidad en cuestión de minutos; sin embargo, otros necesitan de más tiempo o mucha más práctica. ¿Por qué sucede esto? Un equipo de científicos de la Universidad de California en Santa Bárbara, de la Universidad de Pennsylvania y de la Universidad Johns Hopkins (EE.UU.) realizó un experimento con objeto de encontrar la respuesta a esta pregunta. Sus resultados han revelado qué ocurre en nuestro cerebro durante el proceso de aprendizaje.

Para ello, contaron con un grupo de participantes a los que, mientras aprendían a jugar un sencillo juego de notas y colores, los expertos medían las conexiones en distintas áreas del cerebro. Los voluntarios tenían que reproducir las secuencias de notas a través de unos botones tan rápido como pudieran en base a unos códigos que aparecían en una pantalla. Una vez terminado el experimento, se pidió a los participantes que practicaran en sus casas durante las siguientes seis semanas.

A las dos, cuatro y seis semanas tras el estudio inicial se realizaron idénticas pruebas con objeto de ver el avance en la práctica del juego y el cambio en sus cerebros. Así, algunos de los participantes presentaban una velocidad inusitada a la hora de aprender nuevas secuencias musicales y otros aprendieron de una forma mucho más gradual. 

Los escáneres cerebrales revelaron que la actividad neuronal de los primeros (los que aprendieron muy rápido) era diferente a la del segundo grupo que necesitó más tiempo para ello. En concreto, las regiones de procesamiento visual y motor presentaban una alta conectividad durante los primeros ensayos pero, a medida que avanzaba el experimento, ambas zonas se iban volviendo más autónomas. En los participantes que aprendieron más rápido se constató una disminución de la actividad neuronal en la corteza frontal y en la corteza cingulada anterior, ambos vinculados a lo que se conoce como función ejecutiva.

La función ejecutiva define habilidades cognitivas como la autorregulación de las tareas, la capacidad para desempañarlas de forma adecuada, la formación de planes, la anticipación y establecimiento de metas o el inicio de actividades.

Así, el experimento reveló que la "desconexión de la función ejecutiva puede ayudar a aprender otro tipo de tareas. Son las personas que pueden apagar la comunicación de esta parte de su cerebro más rápidamente las que presentan tiempos de aprendizaje más cortos", explica Scott Grafton, coautor del estudio.

Autora: Sarah Romero, redactora de Muy Interesante


Trabajo en equipo ¿un mito o una realidad?

El trabajo en equipo es absolutamente necesario en casi todas las empresas para conseguir sacar el proyecto empresarial adelante. Y aunque las ventajas que puede ofrecer a una organización el trabajo en equipo desempeñado correctamente cada vez son más conocidas, a la hora de afrontar con éxito esta manera de trabajar, las dudas surgen y no son resueltas adecuadamente.

La primera idea clave que hay que tener es que el trabajo en equipo ha de ser a la vez eficaz y eficiente, no entenderlo simplemente como una mera obligación por nuestro tipo de actividad o que deviene por el hecho de ser una organización empresarial que cuenta con varios trabajadores e implica procesos colectivos. Una empresa debe verse como una gran maquinaria y, cuánto mejor funcionen todos sus engranajes, mejores resultados obtendremos y la organización alcanzará sus objetivos empresariales y, por ende, el éxito.

Conseguir que el trabajo en equipo funcione

Para conseguir que el equipo o los equipos de trabajo que vayan a existir en nuestra empresa funcionen de manera óptima y sean un factor clave en el éxito de nuestra organización, es muy importante tener en cuenta los siguientes puntos:

  • Las personas que formen parte del equipo han de tener claro cuáles van a ser sus roles en el mismo, cuál va a ser el objetivo final del equipo, así como quiénes van a ser sus compañeros y quién será su superior jerárquico inmediato. Éste es el punto de partida inicial y necesario para comenzar con buen pie esta nueva andadura.
  • Los miembros del equipo han de ser personas diferentes entre sí, ya que la diversidad de ideas y de formas de trabajo aportarán riqueza al proceso productivo así como ayudarán a que surjan nuevos conceptos y enfoques que pueden potenciar tanto al equipo en sí, como a la consecución de los objetivos que se ha marcado la propia empresa. Saber formar los equipos  es fundamental.
  • Asimismo, el superior jerárquico inmediato de cada equipo debe tener desarrolladas habilidades de liderazgo que le permitan efectuar una gestión eficaz del mismo. Es muy importante que sepa delegar las tareas adecuadamente asignando los roles a cada trabajador teniendo en cuenta cuáles de sus habilidades son las más potentes. Además, es importante que sepa orientar a los miembros de equipo en las primeras etapas de su trabajo conjunto donde pueden surgir más dudas en torno al desarrollo de los procesos productivos y, finalmente, ha de ser capaz de resolver de manera eficaz todos aquellos conflictos que puedan surgir dentro del propio equipo.

Con la aplicación de estos principios es posible lograr equipos de trabajo que se conviertan en un factor clave en el éxito empresarial.

Autor: Rosario Trasobares, Asesoría Jurídico Laboral


¿Qué des-motiva?

Uno de los factores clave para la consecución de los objetivos de una organización es la motivación de los trabajadores que componen la plantilla. La motivación es un elemento de carácter subjetivo difícil de conseguir y muy fácil de eliminar, tanto de los equipos de trabajo como de un empleado individual en concreto.

Autora: Rosario Trasobares, Asesoría Jurídico- Laboral

Debido a las falsas creencias que han calado hondo en la sociedad actual, en muchos casos se están empleando únicamente, como elementos motivadores factores que en muchos casos no lo son o, que en conjunción con otros, consiguen el efecto contrario: la desmotivación.

Uno de estos elementos de doble filo es el salario. En principio, se puede pensar que, ante un salario y unos beneficios sociales adecuados, la satisfacción del empleado y la implicación con el proyecto empresarial está más que garantizada. Por otro lado y, dada la actual situación económica general, la seguridad laboral puede verse como otro factor de motivación intrínseco a una relación laboral y al mantenimiento de la estabilidad en el empleo.

Sin embargo y, aunque son elementos que sí pueden generar en un principio muestras de motivación, no son los factores definitorios de la misma. Debemos tener en cuenta que, algunos de los elementos motivadores más importantes de una relación laboral, son los siguientes:

  • Las tareas encomendadas al trabajador, es decir, el contenido de su puesto de trabajo
  • La realización personal del propio trabajador a través de su puesto de trabajo
  • El reconocimiento obtenido por la labor desempeñada en la empresa
  • El progreso profesional, es decir, la adecuada gestión de su carrera profesional
  • La responsabilidad que le es otorgada en relación a su puesto de trabajo

Si por ejemplo, el trabajador está percibiendo un salario adecuado y cuenta con una seguridad laboral, pero no tiene ni reconocimiento por su labor ni visos de una carrera profesional adecuada, el trabajador perderá motivación. Por otro lado, si el empleado se realiza personalmente a través de su puesto de trabajo, tiene el reconocimiento por parte de su empresa etc., pero el salario no es adecuado ni a sus capacidades ni responsabilidades, no conseguiremos que la motivación sea clave en su relación para con la empresa.

Como vemos los elementos que generan motivación en nuestras plantillas son combinables entre sí dando distintos resultados positivos y negativos; es aquí donde radica la importancia de elegir la combinación correcta que dé como resultado la motivación de nuestros empleados que es uno de los factores claves para el éxito de nuestra organización.


El lenguaje en las relaciones laborales

Otro mensaje es posible a la hora de entender las relaciones laborales

Autor: Jesús Alarcón Fernández. Coach  ejecutivo y sistémico CORAOPS.

Me he permitido hacer una  aproximación al lenguaje que se utiliza en el mundo del trabajo y  tras una mínima profundización he tomado conciencia del largo camino que tenemos  por delante como Coaches. Al menos, así lo entiendo yo.

Por empezar por lo más básico, la denominación más extendida de los estudios universitarios relacionados con las personas y las relaciones laborales es la de “Recursos Humanos”. Tan solo he encontrado una Universidad, en Madrid, que haya sustituido esa denominación por la de “Dirección y desarrollo de personas”.

Es frecuente también que en el mundo de la empresa se conceptúe a los empleados como “capital humano” o se haga referencia a ellos como su “mejor activo” o “factor trabajo”. Tanto la palabra “recurso” como estos tres últimos, son términos vinculados al lenguaje financiero, económico o mercantil  y de aplicación impropia cuando se habla de personas. Fundamentalmente, porque las posiciona al mismo nivel que otros recursos productivos de la empresa, lo que, a mi juicio, pudiera ser la primera invitación a “gestionar” a las personas de igual manera que al resto de recursos. Y además, este lenguaje despersonaliza, deshumaniza y discrimina a la figura del empresario, como si este, en verdad, no formara parte del colectivo humano de una empresa.

Otra reflexión me ha surgido tras realizar un breve análisis del Estatuto de los Trabajadores y algunos Convenios Colectivos. Merece destacarse el hecho de  que el lenguaje que se plasma en las normas básicas que regulan las relaciones laborales evoca un clima de enfrentamiento y rivalidad poco productivo para la convivencia armónica en el seno de las empresas. Y además, potencia la división de las personas entre clase trabajadora y clase empresarial. Y lo que divide, separa.

Se puede destacar que aunque en algunos textos se ha sustituido la denominación “Poder de dirección del empresario”, que sugería la dirección basada en el poder, por  la de “Facultades del empresario”, todavía siguen constando un número de obligaciones propias del ejercicio del poder que a unos y a otros les confieren las normas. De una somera lectura de estos textos se puede presumir la desconfianza y la permanente sospecha que la aplicación de la normativa  ha trasladado a las relaciones laborales. Hasta el punto que los protagonistas han de vigilarse entre sí, como así se expresa en numerosos artículos.

Algunas frases como: “Inviolabilidad de la persona del trabajador”,  “verificación del estado de la enfermedad, “el trabajador debe al empresario la diligencia y colaboración…”posicionan a los protagonistas en un ámbito de desconfianza mutua y recelo permanentes, donde cada parte del contrato debe permanecer en alerta ante el presumible engaño de la otra. Estos ejemplos son solo una mínima parte de lo que se podría descubrir en un análisis detenido de nuestra normativa laboral.

Pudiera ser que todavía las relaciones laborales no puedan ser entendidas de otra manera, pero yo prefiero creer que otro lenguaje es posible.

Un tercer ámbito, igualmente improductivo para las relaciones entre personas, es el lenguaje que utilizan algunos agentes sociales. Los sindicatos más representativos utilizan un lenguaje poco conciliador. Basta con  navegar por sus páginas web o escuchar los mensajes que lanzan en sus concentraciones  para observar cómo posicionan al colectivo que dicen representar. “Te están quitando tus derechos” “El empleo que nos dan es precario”. Se trata, sin duda, de explicaciones tranquilizadoras donde otros son los responsables de tu destino y de tus problemas. Y esos otros, también son quienes tienen la obligación de solucionarlos. Y lógicamente,  del mensaje se puede deducir que si los otros son los responsables de crear empleo, también lo son de su destrucción y de la calidad del mismo. Las organizaciones empresariales de ámbito superior, por su parte, parecen haber admitido ese rol sin percibir cómo quedan posicionados  los empresarios ante la sociedad. Humanizar la figura del empresario es responsabilidad de todos, también de las instituciones empresariales.

Así las cosas, ¿por dónde empezamos?, ¿podemos imaginar cómo se entenderían las relaciones laborales si sus normas estuvieran redactadas con otro lenguaje más generativo?, ¿cambiarían los roles de sus protagonistas? Seguro que sí.

En cualquier caso, es gratificante creer que al final de este camino nos aguarda la restauración de valores como la confianza, la comprensión y el compromiso. 


Retener el talento en 2015

En 2014 el número de despidos realizados por parte de las empresas se redujo un 10% respecto 2013. Aun así este porcentaje siguió siendo alto - un 46%-, pero se comienzan a divisar señales de recuperación.

Así lo publicaba la Guía del mercado laboral 2015 realizada por la multinacional de selección de personal Hays: en 2015 seis de cada diez empresarios prevé hacer contrataciones. Sin duda buenas noticias para un mercado en el que la tasa de paro se encuentra en un 23,40%.

¿Y qué buscan los empresarios en las personas que van a contratar en 2015?

Le darán más valor a la experiencia profesional de los candidatos que a su formación. El 82% de los empresarios considera que la trayectoria profesional es más importante que la académica, frente al 18% que opina de forma contraria.

Pero además de la experiencia laboral, las empresas en 2015 buscan personas proactivas, con capacidad de adaptación y polivalentes.

Los candidatos tienen que ser todoterreno y estar dispuestos a echar una mano a un compañero en cualquier momento. Y se acabó lo de limitarse a realizar el trabajo que le piden, los empresarios piden aspirantes con ideas y ganas de hacer cosas nuevas.

¿Cuál es la visión de los trabajadores sobre el mercado laboral?

Respecto a la imagen de los empleados sobre este tema, son algo más escépticos. Según la encuesta realizada por Hays a más de 8000 trabajadores, solo un tercio de los encuestados considera que la situación está mejorando, mientras que otro tercio cree que está igual y el 31% restante piensa que ha empeorado.

Ante este panorama, seis de cada diez personas empleadas están buscando trabajo de forma activa y un 20% necesita cambiar de trabajo de forma urgente.

Pero este sentimiento no es percibido por parte de los departamentos de recursos humanos de las compañías, ya que el 70% no teme que se produzca una marcha de sus plantillas en 2015. Es decir, creen que todavía el movimiento laboral es pequeño y que el miedo a la crisis hará que los trabajadoras se queden donde están.

Bajo nuestro punto de vista, consideramos que 2015 es y será un año de activación del mercado laboral. Por eso, recomendamos a todas las empresas y empresarios que empiecen a quitarle el polvo a los programas de retención del talento. Si creen que son lo que son y están donde están gracias a las personas que forman su equipo, tendrán que luchar para que estas se queden con ellos.