Como dijo Cartier-Bresson, “…el dibujo y la fotografía parten de un mismo punto: el acto de mirar; luego el dibujo es una elaboración de la realidad, y la fotografía un momento supremo capturado en un solo instante”
LUCAM, empresa del sector especializada en libro de arte, ha realizado la fotomecánica del catálogo de la exposición fotográfica que acogió el Museo Thyssen-Bornemisza el pasado verano: Vogue like a painting. Una muestra con sesenta y una imágenes de inspiración pictórica, procedentes de los archivos de la revista Vogue y realizadas por algunos de los fotógrafos más destacados de las últimas tres décadas.
Las fotografías de esta muestra fueron seleccionadas por tener las características que tradicionalmente se atribuyen a la pintura. En algunas se utiliza el relieve escultórico y en otras la luz tiene una factura pictórica. Muchas de las imágenes nos hacen pensar en cuadros y artistas concretos. Algunas obras imitan géneros bien definidos; los retratos de grupo británicos del siglo XVIII, que son simbólicamente narrativos, o la mujer en deshabillé. Otras ilustran de manera literal la idea central de la exposición con la presencia de la pintura en las modelos o reproduciendo texturas pictóricas como en las impresiones artesanales de Nick Knight, pero también hay referencias directas a piezas icónicas de la historia del arte como Girl with the pearl earing de Erwin Blumenfeld, versionando la famosa Joven de la perla de Vermeer, los bodegones de Grant Cornett o las instantáneas de Peter Lindbergh, inspiradas en cuadros de Paul Gauguin.
El hilo común que recorre toda la muestra es, como afirma la comisaria de Vogue like a painting Debra Smith, una suerte de ralentización: “una atemporalidad en la pose de las modelos; una especie de lapso mental en el que todo está muy, muy quieto”.
Yolanda Sacristán, directora de Vogue España, explica que “fue Vogue la precursora de la fotografía de moda cuando, ya en la década de 1920, empezó a reemplazar sus portadas ilustradas por imágenes de artistas tan revolucionarios como Edward Steichen, quien llevaba desde 1911 experimentando con el retrato de moda. Fue él mismo junto con otros grandes colaboradores de Vogue -Cecil Beaton, Horst P. Horst e Irving Penn- principalmente, quienes transformaron el género en una forma de arte excepcional, sentando las bases de la fotografía moderna”.
Entrevista a Carlos Fernández, Director de LUCAM, empresa del sector especializada en libro de arte
En neobis press, además de contar con estas palabras de la comisaria de la exposición y de la directora de Vogue, hemos podido conocer el punto de vista de Carlos Fernández, Director de LUCAM, sobre la fotografía como arte y el catálogo de exposiciones como memoria cierta de las mismas.
¿Es la fotografía un arte?
Lo primero sería definir qué es Arte y ese es un tema complicado puesto que hay múltiples definiciones y a cuál mejor. Juan Manuel Castro Prieto, Premio Nacional de Fotografía 2015, es escéptico en cuanto a que un fotógrafo pueda ser un artista. Como comentario elemental, él cree que el fotógrafo es un profesional que se vale de una depurada técnica.
Para mí, Arte es cualquier acción humana que rebasa los estándares de la estética provocando nuestras emociones. Si esto es así, puede haber arte en cualquiera de las cosas que haga un hombre y por supuesto en la fotografía.
¿Existe alguna diferencia a la hora de tratar la imagen de una pintura o una fotografía de este tipo?
Sí, existen diferencias claras. Aunque el medio utilizado para las dos técnicas es el fotográfico los conceptos finales son distintos.
Las reproducciones fotográficas pretenden llevar al papel los valores técnicos y estéticos de la propia fotografía, es decir, la imagen y la relación con su luz, sea en color o blanco y negro. Mientras que en las reproducciones de pintura, incluso en las de escultura, lo que se pretende es mostrar la obra en relación a las condiciones de observación en la que se encuentra, tanto de conservación como de visualización.
¿Cuáles son las principales características que debe tener un libro de arte?
La característica principal de un libro de arte es que finalmente sea la memoria cierta de la exposición. Aquí el libro en papel gana al libro digital porque cualquier exposición que pretenda perdurar y ser recordada, deberá tener editado un libro impreso en el que aparezcan las imágenes expuestas y los textos del autor y los colaboradores de la publicación.
Esto obliga a que la edición deba de ser muy cuidada en todos los aspectos que condicionan la publicación, desde la idea y diseño a la encuadernación, estando siempre a la altura de la exposición, de las obras que la componen y de la institución o instituciones que la organizan y patrocinan.
¿Qué es lo que os piden vuestros clientes y por lo que escogen a LUCAM?
Los clientes esperan de nosotros un alto grado de fidelidad en las reproducciones y la seguridad de que el trabajo de preimpresión cumplirá con garantías los estándares de calidad. No es posible hacer una buena publicación de arte con una mala fotomecánica. Por resumirlo, creo que la fiabilidad y solvencia profesional son las cualidades que garantizan la calidad y economía de nuestros trabajos.
¿Cómo consigue una empresa ser especialista en libro de arte?
Pues sinceramente no lo sé. Nosotros nunca pretendimos especializarnos en hacer libros de arte, éramos una fotomecánica que hacía un buen trabajo y que además era muy fiable en imprenta. Poco a poco nos fuimos centrando en este segmento y aquí seguimos. En definitiva, creo que las mismas razones que hay en la respuesta a la pregunta anterior, fiabilidad y servicio. Eso hace que un sector tan serio como el libro de arte nos seleccione entre otros.