Conciencia medioambiental
Tras preguntar a 28.000 personas mayores de 15 años de 23 países diferentes, el estudio concluye que el 76% de los compradores está de acuerdo con que las marcas tienen que ser responsables con el medio ambiente.
¿Cuál es el nivel de conciencia medioambiental de los consumidores? Con motivo del Día Mundial de la Tierra, celebrado el pasado 22 de abril, Gfk ha realizado una investigación para determinar el nivel de conciencia medioambiental de los consumidores y el nivel de comportamiento impulsado por la compra ética.
Fruto de ello, el 63% se decidirá por un producto que encaja con sus valores medioambientales antes que por otro de una marca a la que este tipo de cosas le es indiferente.
Por sexo, las mujeres son más eco- conscientes que los hombres, aunque por poca diferencia. Un 78% de las mujeres frente a un 75% de los hombres, ha afirmado que las empresas deben respetar el medio ambiente.
En cuanto a las diferencias por edades, el grupo de entre 30 y 39 años es el más concienciado, seguido por el de 40 a 49 años y los mayores de 60.
Otro dato revelador, es que los países en vías de desarrollo como la India (93%) o Indonesia (94%), muestran mayores tasas de preocupación por el medio ambiente que los consumidores de países desarrollados como Japón (58%) o Suecia (62%), siendo Rusia (40%) el que menos concienciado está con la compra medioambiental.
Tipografías sostenibles
Igual que nosotros hemos convertido actos cotidianos en sostenibles, la mayoría de las empresas subrayan la importancia de la implementación de medidas sostenibles en el ciclo de vida completo de sus productos para conseguir la continuidad de los mismos.
Esta decisión no se trata sólo de un valor ético o legal, sino que además supone una reducción en los gastos de estructura de la compañía.
Por tanto, todas las medidas hacia la sostenibilidad que tomemos por pequeñas que sean, nos estarán ayudando a ser más competitivos y a cuidar el futuro de nuestros hijos. Además, os anunciamos que la sostenibilidad está de moda y que sin duda supondrá un valor añadido en los trabajos que presentéis a vuestros clientes.
En el sector de las Artes Gráficas, en el que corren ríos de tinta sin cesar, la sostenibilidad en la impresión es esencial. Se ha llegado a decir que la tinta de la impresora es el líquido más caro del mundo, superando incluso el precio de la sangre. Dicho esto, ¿os habéis planteado alguna vez elegir una tipografía que ahorre tinta?
La tipografía, que tan bien define el espíritu de una empresa, ahora también puede ser sostenible. ¿Cómo?
Toma nota de las siguientes tipografías ecológicas
- RYMAN ECO
Según sus creadores es la tipografía más sostenible del mundo, al menos por el ahorro de tinta ya que se puede imprimir con un 33% menos de tinta que otra fuente convencional.
Los creadores de Ryman han trabajado junto con Monotype, una de las firmas clásicas del mundo tipográfico. Con gran habilidad han hecho que los trazos de cada letra estén compuestos a su vez por trazos más pequeños, de modo que el efecto visual es el mismo que para una serifa normal, pero en cuanto a tinta parece claro que hay cierto ahorro.
Según las palabras de la compañía Ryman: "No queríamos comprometer la legibilidad para asegurar la sostenibilidad; después de todo, la fuente sólo ayudará al medio ambiente si la gente realmente la utiliza. Así que descargarla, usarla, y compartirla. Porque no es sólo lo que tú escribes lo que puede marcar una diferencia. También es cómo lo escribes."
- ECOFONT
Tal y como su nombre indica, es una fuente económica, es decir, que si la utilizas estarás ahorrando tinta en la impresión.
Está basada en Verdana Sans pero con pequeños círculos en el interior de los caracteres, por lo que gasta hasta un 20% menos de tinta por impresión.
- CENTURY GOTHIC
Si buscamos entre las tipografías convencionales, la más sostenible es la Century Gothic. Consigue un ahorro de tinta en la impresión de un 31% respecto a otras.
Times New Roman ocupa el segundo lugar, seguida por Calibri y Verdana. En cambio, Arial, una de las fuentes más empleadas, ocupa el quinto lugar. También te puede interesar....
Residuos electrónicos
Dado que son productos muy complejos que generalmente incluyen numerosas partes y componentes, la respuesta a dar no es fácil y se acaba "tirando por la calle de en medio"
Autor: Sergio Ródenas, Servicio de Medio Ambiente
Esta es una pregunta a la que se enfrentan muchos responsables de calidad y medioambiente en las empresas a lo largo de una auditoría de medioambiente, cuando el personal de la empresa acude a su mesa para preguntarle en que contenedor depositan un equipo obsoleto o averiado (pantallas y ordenadores, impresoras, móviles, equipos de aire acondicionado…)
Dado que son productos muy complejos que generalmente incluyen numerosas partes y componentes: piezas metálicas y plásticas variadas, carcasas de plástico, madera o metal, tarjetas de circuitos impresos, tubos de rayos catódicos, pantallas de cristal líquido, cables, pilas, baterías, componentes eléctricos y electrónicos, diversos fluidos, contrapesos de hormigón, cartuchos de impresión, motores eléctricos, etc. algunos de ellos de naturaleza peligrosa, por lo que la respuesta a dar no es fácil y se acaba “tirando por la calle de en medio”.
En muchos casos se responde que el punto limpio, o que al contenedor de baterías usadas, o peor aún, que no se sabe y que lo tiren fuera, en los contenedores de residuos urbanos. Grave error este último ya que en el caso de un teléfono móvil, (donde los metales representan el 23 % de su peso) se puede contar con la presencia de 40 de los metales recogidos en el sistema periódico: metales básicos como el cobre, estaño, metales especiales como el cobalto, indio y antimonio, y metales preciosos como la plata, oro y paladio.
Hay que tener en cuenta que los residuos procedentes de los aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE) han continuado incrementándose, los ciclos de innovación son cada vez más breves y la sustitución de los aparatos se acelera, convirtiendo estos en una fuente creciente de residuos, y esta pregunta, cada vez, será más habitual.
Para ayudarnos a responderla correctamente tenemos el nuevo Real Decreto 110/2015, de 20 de febrero, sobre residuos de aparatos eléctricos y electrónicos, en vigor desde el 22 de febrero de 2015.
Si hay algo que caracteriza a esta nueva norma es que prioriza la producción y consumo sostenibles mediante, de forma prioritaria, la prevención de la generación de RAEE y el fomento de técnicas de tratamiento como la preparación para la reutilización y por primera vez se contempla el aparato eléctrico usado, del cual pretendemos deshacernos, pero que aún funciona, y por lo tanto no es residuo, de acuerdo a la Ley 22/2011, de residuos.
En ese caso, el Real Decreto nos dice que, cuando sea posible, se destinarán los aparatos usados a un segundo uso mediante su entrega:
- a entidades sociales sin ánimo de lucro que puedan dar un segundo uso a los aparatos,
- a los establecimientos dedicados al mercado de segunda mano, o a través de otras vías de entrega para su reutilización y alargamiento de la vida útil de los productos. En el caso de que exista una comercialización del aparato usado, ésta se acreditará a través de un documento, como una factura formalizada, que acompañe al AEE y que pudiera identificar al comprador y al vendedor.
Si el aparato se considera residuo, porque el aparato resulta inutilizable, por falta de componentes esenciales o por daños estructurales difícilmente reparables, entre otras causas, los usuarios deberán entregarlos como RAEE siguiendo las previsiones de este real decreto, y que en el caso de las empresas no es otro que entregarlo a un gestor autorizado de residuos.
Convertir los residuos en recursos
Como antesala del evento del próximo 17 de marzo, ASPAPEL organizó ayer un desayuno para presentar a los medios el Informe de la Economía Circular del Papel.
- Materias primas: En España se plantan muchos más árboles de los que se cortan. El crecimiento anual de la madera es de 46.3 millones de m3 y las cortas anuales (incluida la fabricación de papel) se limitan a 15.5 m3. La fabricación del papel tan solo supone un 33% del corte total de árboles y el 2.7% de la superficie forestal a nivel nacional es suficiente para proveernos el papel que necesitamos. Además el 83% de la madera para papel proviene de plantaciones locales y 5.890 personas están trabajando en ellas. Otra cuestión fundamental en esta fase es la gestión forestal sostenible que nos lleva a la certificación forestal. Hoy en día el 56% de las fábricas y el 82% de los proveedores cuentan con este certificado que garantiza que el aprovechamiento de la masa forestal sea sostenible.
- Proceso productivo: En este punto hay que tener en cuenta el agua, la energía y los residuos. El proceso papelero utiliza una elevada cantidad de agua, pero tan solo consume un 5%- 10% porque se evapora o se incorpora al producto, el restante 90%-95% del agua empleada se devuelve depurada. El mismo proceso, requiere de maquinaria de muy alta tecnología por lo que es un sector intensivo en energía. Por ello, existe una fuerte apuesta por sistemas energéticos sostenibles como elgas natural (el 65% del combustible utilizado es de este tipo), la biomasa (supone el 32%) y la cogeneración que ya cuenta con 1.135 MW instalados. Estos esfuerzos han conseguido que se haya producido más papel y celulosa con menor emisión de CO2. Por último, el volumen de residuos generado por este proceso es importante y lo que se intenta es valorizarlos en lugar de enviarlos a vertederos. A día de hoy ya el 77% de los residuos del proceso papelero son valorizados en simbiosis con otras industrias.
- Producto: Ecodiseño es la palabra clave en esta fase, tanto el cliente como el consumidor final buscan algo más que la funcionalidad en un producto, también se interesan por cómo se ha fabricado y qué utilidad se le dará en un futuro. Esta nueva moda es sin duda una buena noticia para la industria papelera ya que el papel cuenta con unas claras fortalezas de cara a sustituir a otro tipo de materiales en muchas aplicaciones. Un ejemplo de ello es la creciente sustitución de las bolsas de plástico por las de papel.
- El final del ciclo de vida: Papel es sinónimo de reciclaje y como dijimos al comenzar este post, España es el segundo país en reciclaje de la Unión Europea. El 70% del papel reciclado se recupera y existe capacidad recicladora suficiente para garantizarlo.
Tecnologías verdes
España está entre los 20 primeros países en aprovechamiento de tecnologías verdes como alternativa competitiva.
Las soluciones de tecnologías verdes relacionadas con las energías renovables son un factor importante a la hora de lograr ventajas competitivas en el desarrollo económico y constituyen también una buena oportunidad de negocio para los países exportadores de estas tecnologías, entre los que está España.
Según los datos para un total de 60 países que publica el Institute for Management Development (IMD) en su “Anuario sobre Competitividad Mundial 2014”, Dinamarca es el país más destacado a la hora de utilizar las soluciones de las tecnologías verdes como ventaja competitiva. A continuación figuran Islandia, Malasia, Alemania y Austria, completando la lista de los diez mejor clasificados Finlandia, Suiza, Japón, los Emiratos Árabes y Suecia. Portugal figura en el puesto 11, Irlanda en el 16 y Luxemburgo en el 17. España está entre los veinte mejores ocupando el puesto 18 del ranking internacional. Los Países Bajos se sitúan a continuación en el puesto 19.
Lituania, Estonia, el Reino Unido, Francia, Italia y Bélgica logran situarse entre los 30 primeros, mientras que Grecia y Rumanía están en los puestos 34 y 38, respectivamente. Los países peor clasificados de la UE son Bulgaria (55) y Croacia (56).
Embalajes sotenibles
El Senado ha aprobado por unanimidad, una Moción en la que insta al Gobierno a crear un Grupo de Trabajo, en el seno del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, para el fomento de los embalajes sostenibles en la distribución comercial.
Esta iniciativa, pionera en Europa, no solo sitúa a España al frente de los países comunitarios en prevención de residuos, sino que va a suponer la sustitución de envases y embalajes no sostenibles por otros afines con el medio ambiente.
En los últimos años venimos observando que en España se ha conseguido una concienciación social a favor del consumo de productos sostenibles, y contra el despilfarro y la generación de residuos. Un buen ejemplo de ello es la reducción del uso de las bolsas de plástico en grandes superficies. Este tipo de medidas supone un gran avance pero queda aún mucho por hacer.
Si observamos las estanterías de cualquier supermercado, o incluso si nos damos una vuelta por la sección más verde del hipermercado, la de frutas y hortalizas, es fácil darse cuenta que muchos envases y embalajes continúan siendo de materiales no sostenibles, cuando la Ley de Residuos pone de relieve que los consumidores prefieren materiales sostenibles, como el papel, el cartón o la madera, en los envases y embalajes de los productos que consumen.
Sin duda las principales demandas del consumidor a los envases y embalajes del futuro son:
- el respeto al medio ambiente y la apuesta por la sostenibilidad
- en la misma medida que exigen ecodiseño o la innovación en envases inteligentes y activos que avalan la seguridad alimentaria y que reducen el desperdicio alimentario.
La creación de este grupo de trabajo refleja la preocupación de gobiernos, instituciones, empresas y consumidores sobre la sostenibilidad y el factor medioambiental en todo el ciclo de vida del producto, a la vez que se refiere a los envases y embalajes como un elemento imprescindible en la cadena de distribución de cualquier producto. Además recuerda también que el uso de embalajes sostenibles contribuye a la protección de la capa de ozono y a la prevención del cambio climático.
Esta iniciativa es una respuesta para afrontar los nuevos escenarios de competitividad, que exigen tener en cuenta el impacto medioambiental y la reducción de la nocividad en los mismos. El camino para una producción basada en criterios económicos, sociales y medioambientales, que a la vez incorpore una mejora de la excelencia y la competitividad de nuestras empresas y productos.