¿Qué vehículo contamina más?
Esta es una pregunta cada vez más común en el usuario del vehículo privado y también a la hora de adquirir un vehículo para visitas a cliente, reparto, etc.
A priori, todo el mundo da por sentado que un coche eléctrico es menos contaminante que un coche con el motor a combustión, ya sea alimentado por diésel, gasolina o por gas (GLP/GNC). Es lógico, los coches con motor de combustión tienen un tubo de escape por el que sale humo y los coches eléctricos no.
Pero, por otro lado, aparecen voces discordantes que alegan que las baterías de los vehículos eléctricos son peores para el medioambiente que el humo que sale de los de combustión. Al final el usuario medio tiene serias dificultades para saber qué es mejor o peor, y si hace uso de los foros de Internet, o los blogs, o vídeos en plataformas de contenidos, a veces acaba más liado que cuando empezó.
Con objeto de arrojar algo de luz al respecto podemos usar el análisis de ciclo de vida que la EEA (Agencia del medioambiente europea) ha preparado con la intención de comparar los tipos de vehículos existentes actualmente. Un análisis de ciclo de vida (ACV) es una herramienta de diseño que recopila, analiza y evalúa los impactos ambientales de un producto o servicio durante todas las etapas de su existencia, desde la obtención de la materia prima, la fabricación y el uso, hasta la fase de gestión de residuos.
A nivel de emisiones de efecto invernadero (contabilizadas como CO2 equivalente*) producidas durante su uso, dado el Mix de producción energética** en Europa y asumiendo que las emisiones de un coche eléctrico se producen durante la recarga y las de un coche de combustión durante su utilización, los coches puramente eléctricos emitirían entre un 47% y un 58% menos que un vehículo de combustión (tomando como ejemplo un coche de tamaño medio fabricado en 2015). Este resultado, evidentemente, no se obtendrá en países donde las energías renovables brillen por su ausencia y la electricidad se obtenga principalmente de quemar carbón. En este punto está claro, en Europa al menos, que durante su uso un coche eléctrico emite menos.
¿Qué pasa entonces con las baterías? Para la producción de baterías es necesario el uso de tierras raras y otros componentes, que no son de origen sintético, y por lo tanto deben extraerse de la naturaleza, al menos hasta que el proceso de gestión tras la vida útil de las propias baterías permita la reutilización de componentes de origen reciclado en un volumen suficiente para reducir esa necesidad de extracción. Teniendo en cuenta esto, y las fases de fabricación, el informe concluye que, de todas las emisiones asociadas a la producción de un coche eléctrico, entre el 33 y el 44% están vinculadas a la fabricación de las baterías. En países donde un alto porcentaje de la energía proviene de fuentes de bajo carbono (renovables), de todas las emisiones asociadas al ciclo de vida de un coche eléctrico (fabricación, uso y gestión tras su vida útil), el 75% de las emisiones generadas provendrían de la fabricación de la batería, ya que actualmente, casi todas las baterías se producen en países con fuentes energéticas de alto carbono (carbón). En la actualidad, fabricar un coche eléctrico, supone entre 1.3 y 2 veces más emisiones que fabricar un vehículo convencional.
El informe también tiene en cuenta los impactos en la toxicidad humana, por ejemplo, la fase de extracción de minerales como el cobre o el níquel, donde se decanta la balanza hacia los coches de combustión, o las emisiones asociadas a las partículas que emiten las pastillas al frenar, donde los coches eléctricos vuelven a tener algo de ventaja al poder usar sus motores eléctricos y sistemas regenerativos de frenado, haciendo que haya que abusar menos del freno convencional.
Así que la respuesta a la pregunta del articulo sería “depende”… Depende de en qué fase, depende del país, depende de la producción y depende de si hablamos de contaminación local o del impacto ambiental global.
*CO2 equivalente: Es una medida en toneladas de la huella de carbono, que recordamos que es el nombre dado a la totalidad de la emisión de Gases de Efecto Invernadero.
**Mix energético: la combinación de las diferentes fuentes de energía que cubren el suministro eléctrico de un país
Autor: Sergio Ródenas, colaborador Consultoría Medioambiente neobis
¿El fin del motor de combustión?
Si hace 5 años nos hubieran dicho que las marcas de coches iban a utilizar como reclamo, en vez de cosas como “siente la libertad” o “diseño francés con alma alemana”, lemas como “Con etiqueta ECO” y “Con acceso libre a la ciudad” habría sido difícil creérselo. Ya que las iniciativas para una movilidad alternativa al motor de combustión en España, eran cuanto menos escasas, sobre todo si lo comparamos con otros países donde por aquel entonces ver un coche enchufado en plena calle ya no generaba sorpresa a los transeúntes
Pero aquí estamos, en 2019, en España hablando del fin del diésel y de la gasolina en los telediarios mientras que Japón, desde 1999 país enemigo del diésel por antonomasia, ahora los promueve como vehículos de bajo consumo, y por tanto, bajas emisiones de CO2.
Mucho se ha vertido sobre los coches “convencionales” en los últimos meses, y con el reciente anuncio de prohibición del coche de combustión en 2050, no se ha hecho más que avivar el fuego y provocar dudas en los conductores.
¿Estamos realmente ante el fin del coche de combustión? ¿No hay salida posible para esta tecnología más allá de desaparecer lo antes posible? ¿No hay una manera de realizar una transición gradual a la movilidad alternativa? Depende, principalmente de nuestros legisladores y de la inversión de los fabricantes en sistemas de contención de emisiones.
Una de estas opciones ya está operativa fuera de la UE desde hace más de una década y otras son proyectos que podrían poner al coche de combustión por delante incluso del coche eléctrico como arma contra el cambio climático, aunque evidentemente, será muy difícil que un coche de combustión pueda competir con uno puramente eléctrico a la hora de comparar emisiones a nivel local.
Por un lado tenemos a los PZEVs, una solución de transición aplicada en California desde hace tiempo. Son vehículos de gasolina cuyo acrónimo significa 'Partial Zero Emissions Vehicle', esto es, vehículos parcialmente cero emisiones. Este parcialmente cero emisiones se traduce en que un modelo PZEV emitiría un 90% menos de emisiones que su contrapartida convencional y en que deben mantener funcionales los sistemas que le permiten hacerlo durante al menos 15 años. Básicamente estaríamos hablando de vehículos que desde 2004 ya estarían por debajo de los limites de la norma más reciente de homologación europea, la Euro 6 de 2015. Además, pese a ser gasolina, deben equipar filtros de partículas (como ya es obligatorio en los diésel desde hace tiempo) y requieren una mayor estanqueidad del sistema de almacenamiento y suministro de combustible para evitar fugas de gases procedentes del motor o deposito al dejarlos estacionados.
Por el lado de los diésel, muchos conocerán ya el sistema SCR que funciona con un líquido llamado AdBlue®, que tiene sus propios surtidores en algunas gasolineras. Para el que le resulte desconocido, es un sistema utilizado por ciertas marcas para neutralizar las emisiones de NOx basado en la urea, un derivado del amoniaco y reducir la contribución de esos vehículos al smog fotoquímico, la boina naranja de la que hemos hablado en otros artículos y que ha situado al diésel en el ojo del huracán. El problema de este sistema radica en que cuando los gases no tienen suficiente temperatura, no funciona bien y es mucho más efectivo en carretera que por ejemplo en trayectos cortos urbanos en los que el coche no ha cogido temperatura. Para superar este problema, la Universidad de Loughborough, en Reino Unido, ha desarrollado una que sería capaz de separar el nitrógeno y el oxígeno también mediante el uso de amoniaco, solo que este sistema sí funcionaria cuando el AdBlue no puede. Por otro lado, la multinacional Bosch asegura disponer de una tecnología que también funcionaría en cualquier régimen de uso, y ésta se basaría en nuevos inyectores y un sistema optimizado de la entrada de aire al motor que permitiría operar en uso real a un diésel emitiendo por debajo de 40mg de NOx, cuando el futuro límite para el año 2020 es 120mg.
Y al nivel de los combustibles, una empresa canadiense ha desarrollado una tecnología de captación y posterior regeneración de CO2 procedente de aire atmosférico que se usaría para la síntesis de hidrocarburos mediante una reacción termo-catalítica, en resumidas cuentas, hacer gasolina del aire. El resultado ambiental de este combustible sería, simplificándolo mucho, a usar una caldera de biomasa.
Autor: Sergio Ródenas, colaborador Consultoría Medioambiente neobis
Perspectiva de ciclo de vida en ISO 14001:2015
El periodo de transición a la nueva norma ISO 14001:2015 ha llegado a su fin, y con él también ha finalizado el periodo de gracia para adaptarse a esta nueva versión.
Si preguntásemos a los responsables de medioambiente de las empresas cuál ha sido la parte más complicada al adaptar la nueva norma, probablemente dirían que el análisis del contexto, la determinación de partes interesadas y la detección de riesgos y oportunidades, el caballo de batalla de todas las nuevas normas ISO.
Sin embargo, hay otra cláusula que pasa algo más desapercibida y que también implica un gran trabajo por parte de la empresa. La perspectiva de ciclo de vida a la hora de determinar los aspectos ambientales.
¿Qué es un ciclo de vida? El análisis de ciclo de vida es una metodología empleada en el estudio de la vida de un producto y de su proceso de producción con el fin de evaluar el impacto potencial sobre el ambiente de un producto, proceso o actividad a lo largo de todo su ciclo de vida mediante la cuantificación del uso de recursos ("entradas" como energía, materias primas, agua) y emisiones ambientales ("salidas" al aire, agua y suelo) asociados con el sistema que se está evaluando.
Pero… ¿Significa esto que hay que hacer un análisis de ciclo de vida para certificarse en ISO 14001:2015? No, no hay que alarmarse, pero sí que debemos ampliar el espectro a la hora de determinar nuestros aspectos ambientales si no queremos llevarnos una sorpresa cuando llegue la auditoria.
Hasta esta versión de la norma, lo normal era que los aspectos ambientales determinados por las empresas se limitasen a las actividades que de forma directa podían influir en el medioambiente como los consumos de materias primas, las emisiones directas a la atmósfera (chimeneas y tubos de escape), la generación de residuos peligrosos, etc.
Desde ahora, para identificar los aspectos ambientales se deben tener en cuenta las actividades, productos y servicios asociados a las distintas etapas del ciclo de vida pero, solo sobre aquellas etapas en las que se puede actuar. Por ejemplo, si el diseño de un estuche no es responsabilidad de la empresa y viene impuesto por el cliente, poco se podrá hacer para reducir el impacto ambiental en esta fase y, por lo tanto, no será necesario identificar aspectos en esta etapa. Sin embargo, si la misma empresa sí puede influir o actuar de alguna forma sobre la manera que tienen sus trabajadores para desplazarse hasta la empresa, sí deberá determinar aspectos en esta etapa, como las emisiones atmosféricas provocadas por los vehículos o la huella de carbono asociada a ese desplazamiento. Otros puntos sobre los que quizás se podría actuar o influir son las emisiones indirectas generadas por los proveedores al desplazarse hasta su empresa para entregar las materias primas, las operaciones de tratamiento aplicadas por sus gestores de residuos, etc.
No obstante, es la propia empresa la que tiene que decidir hasta que punto puede actuar o influir y, en función de esa capacidad, determinar sus aspectos ambientales. Para afrontar este requisito con garantías la empresa debería contemplar al menos las etapas mas importantes del ciclo de vida de su producto, entre las que se encontrarían: diseño del producto, suministro de materias primas y recambios, fabricación, procesos subcontratados, transporte y gestión de los residuos, distribución y venta del producto, uso del producto, gestión del producto al final de su vida útil y transporte del personal.
Autor: Sergio Ródenas, colaborador Consultoría Medioambiente neobis
Una lona que ayuda a cuidar el medio ambiente
Hyundai trabaja constantemente para que sus automóviles sean más respetuosos con el medio ambiente, prueba de ello es que la familia de la gama eco de Hyundai sigue creciendo cada vez más. Tras el éxito del aclamado Hyundai ix35 de pila de combustible, pionero en España en 2015, le sucedió la Gama IONIQ con sus tres versiones: eléctrico, híbrido y enchufable.
Ahora es el KONA, uno de los modelos triunfadores de la marca, el que no ha querido quedarse atrás, por lo que acaba de presentarse su versión eléctrica con una autonomía de hasta 482 km. De hecho, ha sido la primera marca en matricular un vehículo con pila de combustible de hidrógeno en España, con el NEXO.
En la activación de la campaña de la gama IONIQ, se ha seguido la misma línea por lo que la lona publicitaria que se va a utilizar tendrá una peculiaridad: “ayuda a cuidar del medio ambiente”.
Se ha utilizado el claim: “El coche para cuando no dejen ir en coche”, ya que el Híbrido cuenta con el distintivo ECO de la DGT y las versiones eléctrica y el hibrido-enchufable con el de CERO EMISIONES.
Gracias al material con el que está hecha, se reduce la contaminación y se lucha contra el efecto invernadero, gracias a un proceso llamado fotocatálisis. Este proceso consiste en impregnar la lona con dióxido de titanio, mineral que realiza un proceso muy similar al de la fotosíntesis.
Mediante este proceso se convierten los óxidos de nitrógeno (uno de los gases más contaminantes y dañinos para el medio ambiente) en nitratos, con lo que se consigue una mejora de la calidad del aire muy sustancial. La realización de esta acción en la lona ejerce un efecto similar sobre el medio ambiente al que producen 500 árboles.
Esta lona está situada en la glorieta de Alonso Martinez. Es un punto estratégico, ya que es donde empieza la almendra roja de Madrid que se activará en noviembre.
Las empresas neobis luchan contra la tala ilegal
La tala ilegal es un problema generalizado que suscita gran inquietud a nivel internacional. Supone una grave amenaza para los montes porque contribuye al proceso de deforestación y de degradación de los bosques. Responsable de aproximadamente el 20 % de las emisiones mundiales de CO2 es un riesgo para la biodiversidad y debilita la gestión y el desarrollo sostenibles de los montes, incluida la viabilidad comercial de los agentes que desarrollan su actividad con arreglo a la legislación aplicable. También contribuye a la desertificación y a la erosión del suelo, y puede acentuar los fenómenos meteorológicos extremos y las inundaciones.
Desde 2013, para luchar contra este problema de tala ilegal, Europa dispone del REGLAMENTO (UE) No 995/2010 DEL PARLAMENTO EUROPEO Y DEL CONSEJO de 20 de octubre de 2010, más conocido como el Reglamento de la Madera de la Unión Europea (EUTR), que prohíbe la comercialización en el mercado europeo de madera aprovechada ilegalmente, con la finalidad de hacer frente al problema de tala ilegal que hay a nivel internacional.
¿Qué exige el Reglamento de la Madera de la Unión Europea contra la tala ilegal?
Basándose en un enfoque sistemático, los agentes (empresas o personas físicas) que comercializan por primera vez en el mercado interior europeo madera y productos de la madera (papel incluido) deben tomar las medidas necesarias para cerciorarse de que no se comercialicen en el mercado interior madera aprovechada ilegalmente provenientes de tala ilegal y productos derivados de esa madera.
Para ello es necesario disponer de un sistema de diligencia debida. Un de sistema de control que debe incluir tres elementos inherentes a la gestión de riesgo: acceso a la información, evaluación del riesgo y reducción del riesgo detectado.
¿Cómo afecta a las empresas gráficas este Reglamento?
Si importamos papel, somos considerados agentes, deberemos desarrollar un sistema de diligencia debida, y además, anualmente, antes del 31 de marzo presentar una declaración responsable de acuerdo al Real decreto 1088/2015, ya que este establece la obligación a todos los Agentes EUTR de cumplimentar y comunicar en tiempo y forma a la autoridad competente de la comunidad autónoma donde tenga su sede social, la información contenida en el anexo I de dicha norma.
Si no importamos y compramos únicamente a distribuidores europeos la norma nos cataloga como “Comerciantes” y nuestras obligaciones se limitaran a mantener información sobre nuestra cadena de suministro de papel, debiendo identificar a los agentes que han intervenido, esto es, identificar a nuestros proveedores de papel.
Si estamos certificados en FSC o PEFC, ya dispondremos de un DDS y prácticamente cumpliremos con el reglamento, a falta de presentar la declaración responsable si es que importamos papel de fuera del territorio de la UE.
Se baraja que en un futuro cercano el reglamento EUTR extienda su alcance también a los productos impresos terminados, no solo al papel y la madera, por lo que operaciones como la importación de libros desde el exterior de la UE estarían sometidas a los mismos controles que la importación de papel o cartón.
Autor: Sergio Ródenas, colaborador Consultoría Medioambiente neobis
Valorización Medioambiental apuesta por la coexistencia de las artes gráficas en el mundo digital
Es innegable que estamos inmersos en una revolución tecnológica muy profunda y muy avanzada que ha traído cambios a todos los niveles, muy especialmente en el de las artes gráficas: desde el diseño de una idea hasta su producción y, por supuesto, a su impresión. Incluso los más nostálgicos y acérrimos del papel, auguran un futuro poco esperanzador para este sector, que en su día fue tan revolucionario y espectacular como lo son hoy Internet y la era digital. Afortunadamente, esta predicción puede ser reversible.
En los últimos años, muchos analíticos y expertos del sector se esmeran en proveernos de datos que muestran un declive de las empresas que forman este sector. Es por ello, que en lugar de especular sobre si las artes gráficas terminarán o no por desaparecer, sería más productivo el utilizar estas estadísticas y estudios para buscar soluciones que consigan una coexistencia de este mercado con otro que está en plena ebullición, pero que no son incompatibles el uno con el otro.
Valorización Medioambiental, S.L. es un gestor de residuos peligrosos y no peligrosos con una extensa trayectoria en este sector. Una gran parte de esta empresa trabaja con y para las artes gráficas. Si bien es cierto que en los últimos años todos hemos padecido el estancamiento provocado por una crisis económica generalizada, también lo es que desde 2015 la situación ha mejorado notablemente. Nuestra experiencia nos lleva a afirmar que en una sociedad en la que cada vez tenemos más conciencia medioambiental es vital adaptarse a los cambios que van surgiendo; por eso, en nuestro caso, no sólo nos encargamos de la gestión de los residuos, sino de la gestión medioambiental propia de los mismos, ofreciendo así a nuestros clientes una solución integral que abarca todo su proceso productivo.
La tecnología es importante, gracias a ella conseguimos hacer más con menos esfuerzo; pero no debemos olvidarnos del arte, ya que es éste el que empatiza con el espíritu de cada uno de los consumidores finales. Es necesario destacar que en esta era 2.0, nos encontramos con un nuevo modelo de consumidor y aunque indudablemente se han modificado muchos de los criterios que tienen para adquirir aquellas cosas que quieren, al final siguen teniendo unas necesidades, unas preocupaciones y unas expectativas que cumplir. ¿Por qué es necesario elegir entre dos mundos si cada uno de ellos nos aporta una serie de ventajas? Creemos que sumar los medios convencionales con los digitales es más enriquecedor que prescindir de uno de ellos… En definitiva, aunque modelo de consumidor hay uno, existe una gran segmentación en el mercado y en la variedad, está la riqueza. ¡VALORÍZATE!
Autora: Rebeca Sánchez, Departamento de Comunicación de Valorización Medioambiental
Almacenar químicos legalmente en las imprentas
Cuando alguien ajeno al sector gráfico piensa en productos químicos usados por una imprenta, lo primero que le suele venir a la cabeza son las tintas, ya que desde siempre, éstas han tenido fama de contaminantes y peligrosas.
Sin embargo, a la hora de lidiar con productos químicos, no son las tintas lo que más debe preocupar a un impresor, puesto que éstas cada vez son menos contaminantes e incluso en algunos casos no son ni siquiera peligrosas, como pasa con aquellas gamas aptas para uso alimentario. Son los productos químicos complementarios al uso de esas tintas los que pueden provocar más de un dolor de cabeza a los impresores y éstos productos no siempre reciben la atención que merecen.
Aunque cada vez la maquinaria de impresión es más avanzada, más optimizada y más eficiente, es difícil conseguir una imprenta que no necesite químicos, ya sean limpiadores, aditivos, diluyentes de tintas, etc. Incluso en el offset sin agua o en las máquinas digitales, dependiendo del modelo, se requieren el uso de productos con una codificación de peligro o frase de riesgo y según el término más actual, indicaciones de peligro.
¿Qué es una indicación de peligro?
Una indicación de peligro es un código que describe la naturaleza de los peligros de una sustancia o mezcla de sustancias peligrosas, incluyendo cuando proceda el grado de peligro. Todas empiezan con la letra H, y llevan una numeración que va desde el 200 hasta el 413.
Por ejemplo, la indicación de peligro H300 en un producto implica que éste es “Mortal en caso de ingestión” mientras que la H315 nos indicaría que “Provoca irritación cutánea” y por lo tanto debemos usar guantes y ropa de protección al utilizarlo o manipularlo.
Debemos tener claro que las sustancias, en función de las indicaciones de peligro que porten en su etiqueta, tienen unos requisitos de almacenamiento definidos por la legislación, y en el caso concreto de la reglamentación española esos requisitos están definidos en el Real Decreto 656/2017, de 23 de junio, por el que se aprueba el Reglamento de Almacenamiento de Productos Químicos y sus Instrucciones Técnicas Complementarias MIE APQ 0 a 10.
En esa norma se detallan, en forma de tabla, los umbrales de almacenamiento a partir de los cuales una empresa está incluida dentro de su alcance. En caso de estar incluidos, los requisitos van desde instalar un armario de seguridad a presentar un proyecto complejo para habilitar la sala donde se almacenan los químicos, pasar inspecciones de OCA o contratar un seguro de responsabilidad civil.
No debemos pensar que por que usemos pocos químicos estamos exentos de esta legislación. Algunos productos utilizados en el sector son inflamables, como puede ser el alcohol isopropílico o los limpiadores orgánicos de rodillos y el Real Decreto 656/2017 establece que con tener almacenados más de 50 litros de producto de este tipo quedaríamos afectados por la norma.
Autor: Sergio Ródenas, colaborador Consultoría Medioambiente neobis
Certificación UL GREENGUARD GOLD para las tintas UVgel de la impresora de gran formato Océ Colorado de Canon
Canon ha conseguido la certificación GREENGUARD Gold Certification de UL Environment para las tintas UVgel de la nueva impresora de gran formato Océ Colorado.
Los criterios técnicos para obtener estas certificaciones están ampliamente aceptados y reconocidos por organismos independientes. Se trata de una de las certificaciones más exigentes en cuanto a normas de emisión de productos y procesos en todo el mundo. La certificación GREENGUARD Gold establece unas normas básicas para definir los niveles de emisión para su uso en aplicaciones de interior. Estos criterios aplican, sobre todo, a materiales de construcción, acabados de interior, mobiliario, productos de limpieza y equipamiento electrónico.
Alberto Uggetti, vicepresidente de UL Environment, comenta: "UL anima a las compañías a probar el impacto de sus nuevas tecnologías sobre la salud del consumidor, lo que resulta especialmente importante en entornos tan sensibles como hospitales, escuelas y otros espacios públicos. Por esta razón, felicitamos a Canon por el desarrollo de tecnologías que consiguen unas certificaciones tan exigentes en sostenibilidad como GREENGUARD Gold Certification."
Para los proveedores de soluciones de señalética y cartelería de interior resulta vital contar con una certificación independiente en cuanto a las emisiones de las tintas. Así, proporcionan la máxima confianza en su uso, de cara a la entrada en el mercado de las aplicaciones de decoración de interiores por parte de los clientes de las impresoras de Canon de gran formato.
Las tintas Canon UVgel forman parte de la nueva tecnología patentada por la compañía, que se encuentra tras la impresora de bobina Océ Colorado 1640 de 64”. Este equipo se ha diseñado para ofrecer los mejores resultados en una amplia gama de aplicaciones, tanto de interior como de exterior, y en múltiples entornos. Ofrece una gama de colores muy amplia y una calidad de imagen perfecta. Esta certificación de seguridad resulta esencial para proporcionar a los proveedores de servicios de impresión la máxima confianza y promover el uso de la tecnología Canon UVgel en aplicaciones como el papel pintado, la decoración de interiores o la señalética.
Mark Lawn, Director, Graphic & Communications Group, Canon Europe comenta: "La certificación GREENGUARD Gold demuestra el compromiso de Canon con el desarrollo de productos que permitan a nuestros clientes expandir la gama de aplicaciones que ofrecen. Resulta muy importante que nuestros clientes de impresión en gran formato sean conscientes de que trabajamos continuamente, tanto internamente como con nuestros partners, para probar nuestros equipos y tintas y conseguir reconocimientos como este."
Las tintas acreditadas Océ UVgel por el estudio son:
- UVgel 355
Reciclaje del papel, entendiendo el proceso
En la actualidad, prácticamente cualquier ciudadano de a pie es consciente de que el papel realiza un proceso de reciclaje y que depositando los periódicos, revistas, cajas de cartón y otros productos en el “contenedor azul” se contribuye a reducir el consumo de materia prima forestal y la generación de residuos, que si bien no son peligrosos, ocuparían un espacio muy necesario para otros residuos no reciclables o valorizables energéticamente en vertederos y parques de tratamiento de residuos.
Lo que no todo el mundo conoce es cómo funciona una planta de fabricación de papel reciclado cuya principal fuente de suministro sea la recogida selectiva y otras fuentes de papeles de reciclaje.
Una planta tipo podría tratar anualmente unas 600.000 toneladas de materia prima bruta aunque la calidad de la materia prima varía sustancialmente en función de la procedencia del camión de recogida. No es lo mismo un camión que traiga periódicos sobrantes que uno que recoja la mezcla variopinta que puede encontrarse en un contenedor de reciclaje de la calle.
Una vez el camión llega a la planta se realiza una separación manual de materiales prohibidos que no pueden entrar al proceso de reciclaje junto al papel, por ejemplo plástico y vidrio o cartones de color marrón, si lo que se desea es fabricar papel sin impurezas.
Tras la separación inicial se introduce el papelote en un pulper, que es un recipiente que puede tener o no una hélice en su parte inferior y en el que se mezclan todos los ingredientes básicos para la creación de la pasta de papel. En el caso de la planta tipo que nos ocupa se aplica agua a presión para conseguir el desfibrado del papelote y se filtra el resultado, una pasta primaria, a través de una placa perforada al final del pulper. Para favorecer el destintado de las fibras se añade sosa y silicato sódico. Dado que es posible que en el papelote que se ha introducido en el pulper aún porte impurezas como plásticos o vidrios, este equipo suele disponer de un trómel, un cilindro integrado de perforaciones, que evita que estas impurezas sigan adelante en el proceso.
La pasta que sale del pulper atraviesa una serie de depuradores donde pueden retirarse impurezas aún más pequeñas, como clips y anillas de latas de refresco. Finalmente, la pasta atraviesa un depurador final donde se retienen aglomerados de fibras y sustancias adhesivas.
Cuando la pasta ha sido depurada se introduce en el equipo de destintado, que suele funcionar mediante células de flotación. Este proceso se basa en el contacto entre un líquido y una corriente de aire de forma que las burbujas que se forman encierran las partículas de tinta y ascienden a la superficie. Este proceso puede arrastrar de paso carbonatos y caolín procedentes de los papeles utilizados en la impresión de revistas.
Una vez destintada la fibra, las pasta de papel se espesa hasta un valor aproximado del 30% de consistencia y se somete a dispersión, un proceso donde se retiran los aglomerados de tinta y o adhesivos que no pudieron eliminarse en la fase de depuración.
Cuando la pasta está libre de impurezas se blanquea con peróxido de hidrogeno (H202), agua oxigenada y se dirige a la línea de fabricación de papel.
Los residuos del proceso de reciclaje del papel
Asociado al proceso de fabricación de la pasta se generan diferentes residuos, como rechazo (mezclas de metales y otros materiales) y lodos constituidos por espumas de las células de flotación. Los lodos se envían a la depuradora de la planta, donde se someten a procesos de eliminación de partículas en suspensión, a un tratamiento biológico de contaminantes y un proceso de eliminación de fangos generados en el tratamiento biológico. De este proceso se generan lodos y agua tratada que puede verterse a la red de saneamiento.
Autor: Sergio Ródenas, colaborador Consultoría Medioambiente neobis